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Un museo escondido en el santuario de la Virgen de los Dolores de Paccha

“Paccha es un pueblo con una tradición religiosa muy importante. Tiene una fe muy grande que lo celebran en la Navidad con el Niño Rey, y en la Semana Santa con varias actividades que nos permiten el encuentro con Dios y la Virgen María”.

Padre Rafael Cabrera, párroco de Paccha.

El Santuario de la Santísima Virgen de los Dolores de Paccha guarda celosamente en su interior una especie de museo de la historia religiosa de esta parroquia cuencana.

A este lugar tienen el privilegio de ingresar muy pocas personas debido a cuestiones de seguridad por la importancia y el valor de los objetos en custodia.  

San Francisco de Paccha, ubicada a unos 11 kilómetros (km) del centro de Cuenca, cumplirá en mayo 440 años de fundación. Es uno de los sectores más antiguos de la provincia del Azuay.

Sus habitantes se caracterizan por su amabilidad y fervor religioso que se refleja en cada rincón de la cabecera parroquial y sus comunidades. Un pueblo trabajador y pujante dedicado a la agricultura, donde el pan elaborado en horno de leña es su sello.

Las cruces, imágenes de santos, de la patrona la Virgen de los Dolores, del Niño Rey, de San Francisco, entre otras se encuentran en los hogares. La fe de sus moradores es tan grande por los favores otorgados.    

La iglesia es un símbolo de perseverancia de los pobladores de Paccha. El templo fue reconstruido y puesto al servicio de la comunidad en la década de los 70 con el apoyo y trabajo de su gente.

Objetos

El museo del Santuario de la Virgen de los Dolores de Paccha se creó aproximadamente en el 2010 por iniciativa del expárroco Adolfo Clavijo. El sacerdote, quien falleció es muy recordado por la población de la parroquia debido a las obras y el trabajo social que desarrolló para el bienestar de Paccha.

El espacio ocupa dos áreas del convento parroquial, cuyos objetos son el tesoro más importante del templo. Así lo expresa Rafael Cabrera, actual párroco, quien lleva cuatro años al frente del Santuario tras su paso por el cantón Guachapala y como guardián del Santuario del Señor de los Milagros de Andacocha.

En una primera área se encuentran prendas de vestir, libros de liturgias bastante deteriorados por el transcurso de los años.

Además de confesionarios de madera antiguos, vasos sagrados, campanas, entre otros utensilios que se usaban en los servicios religiosos.

Fuente: El Mercurio