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30 familias venezolanas emprenden y dejan mendicidad

La mendicidad de ciudadanos venezolanos toma un giro en Cuenca: 30 familias dejan las calles y se vinculan al sector productivo, con diferentes emprendimientos. La Fundación Haciendo Panas lleva adelante este proyecto, denominado “Dignidad”, que busca erradicar progresivamente el uso de niños, niñas y adolescentes en la mendicidad.

La Fundación trabaja en la ciudad desde hace tres años, con el abordaje de necesidades de la población venezolana que se encuentra en las calles; antes de pandemia había un registro de 120 familias con 200 niños y en pandemia disminuyó a un 30%, es decir unas 70 familias.

Otibel Balero, presidenta de la Fundación, comentó que la cifra varió post-pandemia, ya que por la crisis derivada del Covid mucha gente se regresó a Venezuela y otros se fueron a Perú. Aunque en los últimos tres meses ha visto un nuevo incremento.

El proyecto “Dignidad” inició hace cuatro meses, con el apoyo de la Organización Internacional de Migraciones (OIM). Trabajaron con 70 familias, quienes pasaron por un proceso de selección basado en un perfil: deseos de emprender y conocer algún oficio; 30 familias cumplieron con aquello y desde esta semana se están integrando a la sociedad productiva.

Las familias beneficiarias fueron capacitadas en cómo hacer negocio en Ecuador y las normativas que rigen en el país; además, recibieron orientación para la regularización migratoria y sus niños, 30 30 en total, serán reintegrados al sistema escolar en el nuevo año lectivo.

Adicional cuentan con atención integral médica, asesoría jurídica, ayuda económica para el pago de arriendos y herramientas y equipos para ejecutar el emprendimiento. Las actividades son varias, desde panadería, hasta barbería.

Los beneficiarios firmaron un convenio que les compromete a no usar a niños y adolescentes para la mendicidad, no vender las herramientas de trabajo que les facilita el proyecto y participar de todas las capacitaciones y actividades vinculadas con el mismo.

Testimonio

“Dignidad” es el primer proyecto de este tipo en Ecuador. Balero espera que con los resultados se logre expandir a otras ciudades y países y se dé continuidad con el apoyo de más actores e instituciones.

Emelys Martínez es una beneficiaria. Llegó hace dos años, desde Venezuela; su trayecto fue de tres días a pie. Cuando se estableció en Cuenca se dedicó, junto a sus hijos, a vender mandarinas en la calle. Tras la pandemia las ventas cayeron y pidió ayuda a la fundación.

“Recibí una enseñanza que jamás había recibido en mi país, marketing, ventas, ideas de negocios, finanzas… me prepararon para salir a la calle con mejores propuestas… me siento una mujer capaz, con todas las herramientas para sacar mi negocio adelante y tener una vida”, dijo.

Fuente: El Mercurio