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Padre e hijo se recuperaron del COVID-19 y dieron placa a médicos del hospital José Carrasco Arteaga, en Cuenca

Salir vivo luego de haber contraído coronavirus es una experiencia que la familia Ayora valorará para siempre. Cuando padre e hijo ingresaron al hospital José Carrasco Arteaga, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), había solamente una cama en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Al final ambos se salvaron, y para que su agradecimiento no quede solo en palabras, el pasado sábado entregaron una placa de reconocimiento al cuerpo médico.

Edwin Ayora vive y trabaja en Santo Domingo de los Tsáchilas. A inicios de diciembre aprovechó un viaje que tenía a Cuenca para visitar a sus padres. Ya era un caso positivo de COVID-19 pero no lo sabía, pues no presentaba síntomas.

Cuenta que al inicio pensaba que era una “leve gripe” porque los síntomas eran similares, pero cuando vio decaer a sus padres, se dijo que eso no era normal. Un médico particular les sugirió hacerse una prueba, pero salió negativa. Eso no los calmó y se hicieron otra, les dijeron que sí, que estaban contagiados.

Con el paso de los días su cuadro se complicó por problemas respiratorios y el 2 de diciembre fue llevado de emergencia al hospital del IESS.

Vicente Ayora, su padre, también fue hospitalizado, porque sus pulmones estaban totalmente infectados.
Dos días después, ambos necesitaban atención urgente y ser intubados, pero solo había una cama disponible en UCI.

Entonces, menciona, los médicos decidieron que Edwin se quedara en el piso seis y su padre fuera a UCI, porque su cuadro era más complejo.

El 17 de diciembre, Edwin fue dado de alta, pero se mantuvo aislado en casa. Con desesperación veía que la salud de su padre se complicaba más y los médicos daban pocas esperanzas, pues no solo estaban comprometidos los pulmones, sino también un riñón.

Fuente: El Universo.