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Sígsig obtiene “Premio Verde” por trabajo de guardabosques

El BDE reconoció los resultados de un proyecto de conservación del municipio con el apoyo de Elecaustro y FONAPA. Este se implementó en el 2021 y concluyó el año anterior. Se protegieron montañas y páramos.

La labor de Miguel Placencia y Andrés Amay, de 52 y 22 años de edad, respectivamente, hizo que la administración municipal del cantón Sígsig obtenga un reconocimiento del Banco de Desarrollo del Ecuador (BDE). Ellos fueron pieza clave en el proyecto “Promotores ambientales para el área de conservación de los ríos Minas y Ramos-Zapana, y la microcuenca del río Alcacay”.

El Ayuntamiento obtuvo un “Premio Verde” en la sexta edición del certamen por ubicarse en tercer lugar del grupo dos que lo conformaron los gobiernos municipales situados en los extractos uno, dos y tres marcados por el número de habitantes y el tamaño territorial. Este galardón reconoce la implementación de proyectos amigables con el ambiente, innovadores, sostenibles y replicables que realicen gobiernos provinciales, municipales, parroquiales hasta mancomunidades, consorcios y empresas públicas.

Miguel y Andrés se desempeñaron por más de un año como guardabosques, de una área de aproximadamente 425 hectáreas (ha.), ubicada entre montañas. Su labor inició en el 2021 tras la suscripción de un convenio interinstitucional entre el Municipio de Sígsig, con la Empresa Electro Generadora del Austro (Elecaustro) y el Fondo del Agua para la conservación de la cuenca del río Paute (FONAPA).

Miguel, oriundo del sector Rurcag de la cabecera cantonal, resaltó que entre uno de los logros está haber fotografiado más de 1.500 imágenes de animales silvestres como parte del monitoreo, principalmente del oso de anteojos que ronda en las alturas del Sígsig.

Asimismo, de controlar incendios forestales, cuidar las captaciones de los sistemas de agua potable que abastecen al cantón y las comunidades, denunciar la minería ilegal,  entre otras acciones.

De su parte, Andrés, del sector Loma Larga, de la parroquia Ludo, recordó que el trabajo inicialmente no era nada fácil hasta acostumbrarse a lidiar con el ecosistema. “Subíamos a las montañas en nuestras motos viejitas, llegábamos hasta cierto punto, y empezábamos a caminar por largas horas para cuidar los páramos”.

Su jornada iniciaba a las 08:00, luego que marquen el ingreso en las dependencias municipales, ubicadas en los alrededores del parque central. De allí salían hacia las montañas para cumplir con su labor. A las 16:00 regresaban al municipio para marcar la salida y retornar a sus hogares.

Los dos guardabosques antes de cumplir estas actividades se dedicaban a otras labores como la albañilería. En la actualidad esperan que las autoridades municipales e institucionales continúen el proyecto con el propósito de seguir cuidando los bosques del cantón. 

Fuente: DMC