Cuenca,  Cuenca Destacadas,  Destacadas

Los pesebres familiares, una tradición que sigue vigente en Cuenca

Lo que empezó como una tradición familiar se convirtió en un acto de fe y agradecimiento por las bendiciones recibidas. Lo que empezó en un pequeño espacio de la chimenea terminó por ocupar la sala entera de su casa ubicada en Cuenca. Así resume don Patricio Bravo la historia de su pesebre.

Patricio es un cuencano que viajó a Estados Unidos en su juventud. Antes de dejar la ciudad, sus hermanos y sus papás ya solían armar los pesebres conforme se acercaba la Navidad. El acto estaba presente en la familia.  

Cuando Patricio regresó del extranjero, hace 46 años, lo primero que hizo en diciembre fue armar un nacimiento pequeñito. José, María, el niño Jesús y los tres reyes magos.

Sin embargo, año a año, Patricio, junto con su esposa, adquirieron figuritas que se fueron sumando al pesebre que se encuentra en la ciudadela UNE, en Totoracocha. Lentamente, cada diciembre, el nacimiento se fue extendiendo por la sala, hasta que llegó a ocuparla completamente.

“Esta me da la satisfacción de que el Niño me dio se don de poder expresarlo mi cariño a él, al Niño Jesús, y de poder darle alegría a los niños, a mis nietos y a mi familia, porque ellos disfrutan del Nacimiento”, dijo Patricio a diario El Mercurio.

Patricio es el encargado de armar el pesebre, y para ello estableció espacios. El primero, y más importante, es el nacimiento de Jesús. Luego le sigue una zona que emula el pueblo de Belén. Más allá está un lugar en donde reposan las actividades rurales y sus tradiciones.

Y en una esquina está la nieve y los colores de la Navidad. Este espacio, para Patricio, es un recuerdo de su paso por New York.

Por la magnitud del pesebre, los muebles de sala son la estructura que resiste el peso de cientos de figuritas, cuya distribución, a Patricio, le toma alrededor de dos meses.

A diferencia de Patricio, que arma su Nacimiento en la sala, don Reinaldo Criollo lo arma en su patio. De no hacerlo sería imposible exhibir cada una de las imágenes religiosas y tradicionales que ha ido adquiriendo en los últimos 48 años.

La historia del pesebre de Reinaldo también parte por una tradición que llegó a través de sus padres y por un acto de fe. Sin esa confianza y sin la creencia en el Niño Jesús, el Nacimiento no tuviera tantos detalles.

“Nuestro Nacimiento era pequeñito. A veces hacíamos en un pequeño espacio del patio, pero luego creció porque teníamos muchas cositas para colocar, entonces le hice una casa a él, al Niño”, contó Reinaldo.

En el espacio en donde se emplaza el pesebre tranquilamente se puede construir una media agua. Pero en vez de eso está una maqueta gigante que emula a Belén, a zonas agrícolas, a haciendas, volcanes, ríos, iglesias y tradiciones de los pueblos.

Fuente: DMC