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Captación ilegal de dinero: la tentadora modalidad que cae tarde o temprano

Si le dicen que un tiempo muy corto por su dinero invertido le van a dar 10, 20, 50 o 90 por ciento de interés semanal o mensual no es magia, es estafa. Y es parte de los sistemas captación de dinero, piramidal y otras que, así como comienzan, terminan. Y no precisamente en los mejores términos.

De los casos que se han hecho público, desde el notario Cabrera, Publi-Fast, Big Money, el caso de Gualaceo, en Azuay, y el último, Renacer, todos comparten una misma característica: entrega de dinero en grandes cantidades a cambio de pagos de altas tasas de interés sin que exista de por medio una actividad lícita.

A pesar de conocer las consecuencias de estas actividades no solo han caído ciudadanos comunes. Políticos, banqueros, jueces, policías, militares han sido parte de estos sistemas como captadores y aportadores de dinero.

Pero, ¿por qué pese a existir casos tan sonados de personas que lo perdieron todo, los ciudadanos siguen confiando? ¿Cuándo debe estar alerta de un posible caso de estafa? ¿Es posible evitar entrar en estos círculos ilícitos? ¿Existen consecuencias? Estas preguntas las responden un economista y una sicóloga.

“Las captaciones ilegales de dinero siempre van a caer”

La oferta de invertir capital y recibir semanal o mensualmente grandes cantidades de dinero que corresponden a las tasas de interés, es tentadora. Esta decisión de caer en sistemas de captación de dinero deja consecuencias graves, pero puede prevenirse.

En esto coindicen el economista Víctor Aguilar, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Cuenca y la sicóloga Dalila Heras, docente de la Universidad de Cuenca y directora del colectivo Wasi Pillpintu, quienes analizan el tema desde sus respectivas áreas profesionales.

Aguilar hace referencia al famoso sistema Ponzi que fue el primer escándalo mundial piramidal que funciona con la inclusión paulatina de inversores y que es fácil de entender: con el dinero de dos se paga al primero, con el de un tercero se paga al segundo, con el de un cuarto al tercero y así sucesivamente.

El sistema avanza hasta que alguien quiere recuperar su capital y no puede hacerlo porque este fue consumido por quien lidera la pirámide o fue entregada a otra persona. “En ese momento todo se derrumba”.

Cuestiona que “lo dramático” es que esto no deja de pasar pese a que son escándalos públicos. “Las personas por alguna razón siguen confiando”.

La sicóloga Dalila Heras explica que vivimos en un sistema que nos motiva a obtener más recursos, un estatus de vida de comodidad y una venta constante de la felicidad.

Reconoce que tener una oferta de más dinero, más acceso, más facilidades, de comodidad es tentador.

Fuente: El Mercurio