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Lucila Morocho, la herrera que recibirá la presea «Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad»

Cuando tiene que hablar, lo hace con seguridad. Cuando tiene que escuchar, calla. Cuando tiene que trabajar, pone atención a lo que hace, se impregna a sus herramientas y empieza a darle forma al hierro. Estas son las tres características de Lucila Morocho, la única mujer herrera del barrio Las Herrerías.

Por su historia, por su trabajo y por sus dotes, la mujer que no le gusta decir su edad recibirá el 1 de diciembre la presea “Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad”, un reconocimiento que el Concejo Cantonal de Cuenca entrega cada primero de diciembre, día en que la ciudad, pero en 1999, fue declarada como Patrimonio Cultura de la Humanidad.

La presea llega como un premio al esfuerzo descomunal que ha venido haciendo desde hace 35 años, cuando decidió que quería ser una herrera.

Y a pesar de todo lo malo que tuvo que escuchar, Lucila, nacida en Guachapala pero que se instaló en Cuenca en su juventud, se convirtió en una herrera a quien la buscan para que haga cerraduras, llaves, bisagras, picaportes, cruces.    

“Me han puesto muchas pruebas, pero aquí estoy, aquí me tienen. No soy perfecta, pero con la lucha, con el ánimo de seguir, aquí estoy, dejando mi vida en el yunque y en el martillo”, dijo Lucila.

Para la artesana, la decisión del Concejo Cantonal de Cuenca le llegó como un baldazo de agua fría. Desde que comenzó en el arte de forjar el hierro nunca esperó más que trabajar y aprender. Premios o reconocimientos no los esperaba.

Y, sin embargo, llegó la presea como reconocimiento a que nunca debe rendirse, aun cuando las personas digan lo contrario.

“Yo creo que todas las mujeres podemos hacer muchas cosas, aunque nos digan que no, que ese trabajo no es nuestro, que no podemos. Aquí estoy yo, haciendo lo que me gusta, trabajando”, agregó Lucila mientras alista una cruz que será colocada en una casa, en Estados Unidos.   

Fuente: Mercurio