El Banco Central del Ecuador (BCE) ajustó la meta de crecimiento de la economía ecuatoriana para el 2023, que pasó de 3,1 % a 2,6 %, esto se debe, según el gerente de la institución, Guillermo Avellán, a factores que no se habían contemplado el pasado mes de noviembre, cuando se estableció la previsión, que son los efectos de temporal lluvioso, la volatilidad de los precios del petróleo, la crisis internacional y la inestabilidad política.
Sin embargo, para los expertos, en la desaceleración del crecimiento económico (en el 2022 creció 2,9 %) también juega un papel importante lo que el Gobierno ha hecho mal, como la implementación de un impuesto a la clase media, la falta de perfiles apropiados para ocupar los ministerios y, sobre todo, la incapacidad de trasladar los logros de la macroeconomía a los bolsillos de los ecuatorianos, a la construcción de obras y a la provisión de ser- vicios.
“Más Ecuador en el mundo y más mundo en Ecuador”, fue uno de los eslóganes con los que Guillermo Lasso llegó al poder; sin embargo, aunque la inversión extranjera creció en un 22 % en el 2021, llegando a 788 millones de dólares, la cifra está muy lejos de los niveles prepandemia, en el 2018 se ubicó en 1.389 millones.
Para el economista Carlos de la Torre, difícilmente llegarán a invertir en un país cuya economía no despunta, pues ni siquiera se ha alcanzado los niveles prepandemia.
“Nadie va a venir a producir donde no va a vender y donde además el Gobierno no ha emitido una política de apoyo a la producción”, afirmó el experto.
Para Mauricio Pozo, exministro de Economía, lo que evita que la inversión llegue es un “mix de factores”, el principal: la inestabilidad política, que tiene al presidente Lasso al borde de la destitución; pero también está el alto riesgo país, que se acerca al umbral de los 2.000 puntos; la falta de justicia independiente; y el entorno internacional, que ha desencadenado en la reducción del precio del petróleo.
Pese a que el consumo de los hogares fue el principal factor para el crecimiento económico del 2022, tuvo un aumento del 4,6 %, y se espera que crezca en un 3,2 % en el 2023, el golpe que la clase media ha recibido por las reformas al Impuesto a la Renta ponen en riesgo este factor importante para el dinamismo de la economía.
“Este no es un Impuesto a la Renta, sino al ingreso, porque se eliminan las deducciones, lo que desincentiva el gasto. Justo cuando más se necesita que el consumo reactive la economía, se aplica un mecanismo que va al lado contrario, se golpea a la clase media, que es la que más consume”, afirmó de la Torre.
Fuente: Comercio
