Al ‘flaco’ Adrián Cabrera no le importó tener las rodillas lesionadas. Saltó las veces que eran necesarias para sortear la altura de la red (2.85m) y colocar la bola en campo contrario. También se exigió para recoger bolas difíciles y evitar que el rival se lleve un punto o cambio.
A ese ritmo pasó casi dos horas hasta que tuvo su recompensa. “En lo físico no estaba al 100 %, pero tuve que resistir… He ganado varios campeonatos, pero este era el que más me importaba, el que más me llenaba el alma”.
Contra todo pronóstico Manuela Garaicoa vencía a La Salle y conquistaba un inédito e histórico título estudiantil en el ecuavoley masculino, categoría superior. Cabrera cumplía un sueño. Su iniciativa y entusiasmo finalmente se pintaron de dorado.
Cabrera fue designado como el Mejor Jugador del certamen. Tras conseguir el título con Garaicoa confesó que se retirará de la actividad hasta recuperarse de las lesiones. Su sueño es llegar a jugar ecuavoley de forma profesional.
Del equipo campeón, quedaba a la vista que era el más canchero. Los nervios los tenía bien templados cuando la barra rival hacía sentir su presencia en el coliseo Jorge Calvache. Esa experiencia sirvió para guiar a su equipo a mantener la tranquilidad en momentos cruciales del partido.
Los lasallanos empezaron a ofuscarse muy temprano. Su colocador se molestaba de forma constante y restaba concentración a sus compañeros. Sin exhibir un buen juego se adjudicaron el primer set por 12-8.
En el segundo set, Garaicoa tomó las riendas del partido. Ganaba 11-4. Le faltaba un punto para forzar el desempate. Pero La Salle despertó, más cuando su entrenador sentó a su colocador y mandó al servidor a cumplir esa función.
De pronto se registraba un empate a 11 puntos. El entrenador del Garaicoa solicitó un minuto para enfriar al rival que estaba enchufado. La estrategia le funcionó. Pese a que el rival se puso de nuevo al frente en el marcador, su equipo se alzó con el triunfo por 14-12.
En el desempate, La Salle tomó la iniciativa (6-1). El entrenador retornó a su servidor al puesto inicial y el colocador titular regresó más tranquilo a la cancha. Garaicoa no se dio por vencido. Luego de empatar a ocho puntos otra vez descolocó al rival y se quedó con el campeonato al imponerse por 12-8.
Para el profesor Kléber Peñafiel la derrota de su equipo se dio porque “se confiaron” cuando tenían el marcador a su favor. “Comenzaron a ofuscarse un poco, se bloquearon y ellos comenzaron a remontar el partido”. Pese a todo dijo estar satisfecho por el trabajo que se realiza al interior de la institución y por volver a competir después de una para prolongada por la pandemia.
Fuente: República
