Deportes,  Deportes Destacadas

La frustración de Luis Enrique

La tanda de penaltis. Sabiri, gol; Sarabia, al poste; Ziyech, gol; Carlos Soler, para Bono. Luis Enrique mira hacia abajo. Benoun, para Unai Simón. Aún hay opciones. Sergio Busquets, para Bono. Luis Enrique gesticula, frustrado. Percibe la derrota. Su semblante serio. Si marca Marruecos, se acabó. Achraf, a lo ‘Panenka’, desata la apoteosis de su selección. El Mundial termina para España, igual que en la última Eurocopa, en los lanzamientos de once metros, entonces con Italia, en semifinales.

Luis Enrique entra al campo, consuela a sus jugadores en el medio del terreno. Les da cariño. Antes le desea «mucha suerte» a Regragui, el técnico marroquí. También abraza a Bono, la figura del partido. Indudable. Sus penaltis parados a Carlos Soler y Sergio Busquets lo coronan de forma indiscutible. Saluda a todos sus rivales. Se va al vestuario.

Más de dos horas después del inicio del partido, sin pausa para el entrenador. Al borde del área técnica, al filo de la linea intermitente que marca el límite. Desde el principio. Conversa con Mazraoui, el lateral izquierdo de Marruecos, para decirle que la fuera de banda ha sido suya. Que no proteste. En cuclillas, a veces. Otras de pie, con las manos en los bolsillos, parado, expectante. Otras gesticula, aplaude, camina de un lado a otro, se para. Le dice a Rodri Hernández, de nuevo central, como en los tres partidos disputados anteriores, titular en todos ellos, que no cometa esa falta infantil.

Vuelve a aplaudir cada intento de sus jugadores. Los primeros minutos habla con insistencia con Rodri. También con Ferran Torres, a su lado en la banda, una de las cinco novedades del once titular de la derrota de Japón al duelo de octavos ante Marruecos (las otras son Marcos Llorente, como lateral derecho, y los regresos esperados de Aymeric Laporte, Jordi Alba y Marco Asensio, aún no hay sitio para Álvaro Morata, goleador tres veces en los tres primeros encuentros, tan solo de inicio ante Japón, al que recurre después, en el 63).

Al extremo le pide que amague hacia atrás y se vaya hacia adelante, que se abra más aún. También le indica a Marcos Llorente que salga más de la banda, que adelante su puesto para presionar a su par en Marruecos. Por detrás, Rodri, Laporte y Jordi Alba, en esa circunstancia del juego para emular una defensa de tres centrales. Es puntual. La idea varía después, a la media hora: quiere a Llorente unos pasos adelante para que lo siga Boufal y, a la vez, liberar un espacio para la salida de balón… de Pedri, como si fuera un lateral derecho.

Al centrocampista, de inicio en el interior del otro lado, desactivado por su adversario, lo traslada entonces para la derecha para que él sea el guía en la iniciación del juego. A la primera, su pase en profundidad lo recoge Ferran Torres. Por fin, España rompe las líneas del compacto adversario. Ya han tenido un par de ocasiones antes. El tiro de Marco Asensio al lateral de la red y, sobre todo, un remate al larguero de Gavi y un rechace que remachó a la nada Ferran Torres, que no cuentan como oportunidad, invalidadas por fuera de juego.

Luis Enrique se queja de una falta sobre Gavi que no pita el árbitro. Se lo dice al colegiado y al cuarto asistente. Y lamenta cuando la presión no sale como él quiere, como insiste y ensaya de forma exhaustiva siempre. De nuevo, se pone en cuclillas. Habla de nuevo con su ayudante, Rafel Pol. Y con Ferran Torres. En el minuto 25, el partido no va a por dondé quiere. La transición es lenta, lo aguarda su oponente en su territorio, inhóspito aún para la selección española. En el 33, sí, cuando España ya halla algún hueco. Se siente mejor sobre el terreno. Ferran desborda. Marruecos responde. Un cabezazo alto de Aguerd. Un zurdazo de Mazraoui.

Fuente: República