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En Cuenca aumentan las granjas interactivas

En silencio, los niños se reúnen en la entrada. Están atentos a lo que dirá Freddy Baculima, quien está acompañado por Lucas, un loro, cuyas patas están agarradas en el hombro de su amigo.

Una vez que se ha ganado la atención de los pequeñitos, Freddy comienza a contarles la historia de La Granjita Interactiva, un espacio que él levantó hace cuatro años, en San Joaquín, para cuidar a distintos animalitos.

Después de una breve intervención empieza el recorrido por la granja, porque precisamente a eso vinieron los niños: a ver a los animalitos, a conocerlos, a saber qué comen, qué hacen, a interactuar con ellos.

Entonces los infantes conocen a las cabritas, a los pajaritos, a los chanchitos, a los patitos, a los cuyes, a los pavos. Los niños los alimentan, los acarician, los llaman por su nombre (porque en la granja casi todos los animales tienen un nombre), se hacen amigos. Esa última acción es exactamente lo que ha venido buscando Freddy desde que abrió su granjita al público hace seis meses: que los niños y los adultos generen una interacción y sepan lo que significa un animal, lo que debería significar.

“En la pandemia la granja se volvió algo familiar para mí, entonces luego llegó un amigo psicólogo que trajo a su hija que nació en pandemia, no era sociable. Él me incentivo, y me di cuenta de que los animales nos ayudan. Acá podemos jugar con ellos, tocarlos, disfrutar con ellos”, dijo Freddy.

Desde que abrió su granjita, él no ha parado de recibir visitas, debido a que los centros infantiles y las escuelas la han visto como un espacio para el desarrollo adecuado de los niños.

“Esta es nuestra segunda vez en la granja. Habíamos estado buscando un lugar así en Cuenca para los niños. Esto les ayuda, les gusta interactuar con los animalitos”, dijo Jackeline Ortega, estimuladora temprana.

Fuente: DMC