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Diversas reacciones ante eliminación de la mascarilla en Ecuador

“Respeto el criterio de los demás, pero personalmente seguiré utilizando mascarilla”, expresó Maggy Astudillo, después de conocer la resolución del Comité de Operaciones de Emergencia (COE Nacional) que elimina el uso obligatorio de dicha prenda en espacios abiertos. La disposición se extiende también para lugares cerrados.

Al preguntarle: ¿por cuánto tiempo más piensa seguir usando el cubre bocas?, luego de hacer una pausa para meditar, respondió: “hasta que esté más controlada esta situación…En China relajaron las medidas y ahora registra un nuevo rebrote; el temor sigue latente, pues fueron dos años duros que nos afectó física y psicológicamente a todos”.

Astudillo comparte que sus familiares también continuarán utilizando este artículo como medida de prevención y precaución. “Debemos tener siempre presente que antes de las vacunas, las mascarillas salvaron muchas vidas porque bloqueaban pequeñas partículas”. 

Punto de vista psicológico

Danilo Velásquez, psicólogo clínico y neuropsicólogo, comprende la posición de Astudillo e indica que en los países donde se han levantado estas medidas existen ciertas particularidades entre las personas que tienen temor en dejar las mascarillas.

El profesional sostiene que en los últimos días se ha hablado mucho del “síndrome de la cara vacía”, definido como un conjunto de síntomas identificados en personas de carácter ansioso ante el hecho de retirarse la mascarilla y mostrar la cara, pero considera que no se puede calificar como tal, pues no es una enfermedad o característica puntual de la misma, y aún no hay estudios que avalen aquello.

Más bien considera que el miedo se origina por “acciones colaterales”, que son producto de situaciones que el individuo vivió en esta pandemia.

Así, por ejemplo, detalla que una persona puede tener miedo de dejar la mascarilla porque muy probablemente tuvieron malas experiencias con la enfermedad a nivel individual o con terceras personas.

También sostiene que muchos ciudadanos seguirán utilizando por algún tiempo más esta prenda como “protección social”, ya que representa una barrera que no permite visualizar por completo el rostro de las personas.

“Estos aspectos nos pueden jugar una mala pasada, en el sentido de que varios sujetos aún no están preparados para afrontar esta situación”, acotó.

A otras personas les costará quitarse la mascarilla porque quizás presentan enfermedades como acné o dermatitis. “Debemos estar atentos para direccionar, con los mismos padres y profesores en el campo académicos, pues estas situaciones son muy comunes, principalmente en los adolescentes”.

Por ello también es recomendable visitar un dermatólogo, que puede ayudar a tratar estos problemas de la piel, que muchos se han originado desde que se empezó a usar este cubre bocas.

Según el caso, es recomendable el apoyo de un profesional de la salud mental, pues se puede desarrollar un trastorno, sobre todo a nivel social, como la ansiedad. “Hay personas que han desarrollado cuadros de ansiedad después del contagio y hasta características disfuncionales en el cuidado excesivo, tanto es así que ya no quieren salir a la calle, lo que nosotros llamamos ataques de pánico, trastornos de pánico o agorafobia”.

Fuente: El Mercurio