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En Girón crean una ruta turística de licores de caña y almidón de achira

En Girón se impulsa una ruta de licores artesanales que tiene a la caña de azúcar y almidón de achira como sus principales ingredientes. Se trata de ocho emprendimientos familiares ubicados de forma dispersa en el cantón que dedican su tiempo a la elaboración de aguardiente, tequila, ron, mapanagua hasta cerveza.

Los talleres están en localidades del Valle de Yunguilla y en la propia cabecera cantonal. Se los observa en los costados de la vía Cuenca-Girón-Pasaje, así como en medio de los accesos de segundo y tercer orden.

La familia Tacuri trabaja desde hace 18 años en la elaboración de por lo menos cinco variedades de licor incluso con sabores de frutas como naranjilla y mora. Su taller ocupa gran parte de su vivienda situada en la comunidad Moisén a la que se accede por un carretero estrecho de lastre.

“Aprendí a los 12 años de edad a destilar la caña en el sector Bellavista cuando esta actividad era la principal fuente de ingresos de las familias de Yunguilla”, señala Lautaro Tacuri, quien cumplió 67 años el pasado 4 de julio. Él produce semanalmente unos 500 litros de licor con el apoyo de sus hijos y sobrinos, quienes se levantan todos los días temprano para trabajar en el oficio. Si están de suerte venden toda la producción, recuperan la inversión, y les queda una cantidad para sobrevivir.

En las localidades Corazón de Léntag, Cooperativa Léntag y Loma de Léntag se ubican alrededor de cinco moliendas para la elaboración del mapanagua. La bebida es el resultado de la mezcla del jugo de caña con el aguardiente y unas gotas de limón. 

Sebastián Naranjo, de 37 años, administra la molienda llamada “El Turista, de Asterio Naranjo”. El negocio lleva ese nombre en honor a su padre fallecido hace cuatro años, quien desde 1979 elaboraba el licor de la caña.

“Muchos vecinos y conocidos me comentan que mi padre le puso el nombre de mananagua”, expresa Sebastián, quien cultiva parte de la caña de azúcar que utiliza para la bebida en un predio ubicado en las proximidades del negocio.

Jorge Pesántez, de 52 años de edad, es otro propietario de una molienda en la zona. Su negocio alberga, sobre todo, los fines de semana a una gran cantidad de turistas.

Fuente: MC