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Iván Escudero va por buen camino para dar con el peso ideal de la división olímpica

Después de siete meses de empezar la transición de 81 a 89 kg, el pesista Iván Escudero alcanzó un peso corporal de 87 kg para los Juegos Bolivarianos de Valledupar. Su presentación será el próximo domingo tres de julio desde las 13:00 en el Polideportivo del Colegio Andrés Escobar.

Su entrenador Marco Culcay indica que el deportista se encuentra en una etapa preparatoria con el objetivo de llegar en óptimo nivel competitivo a dos eventos cumbre del año: los Juegos Sudamericanos de Asunción (1-15 octubre) y el Mundial de Bogotá (1-12 de diciembre), clasificatorio para los Juegos Olímpicos París 2024.

Con apoyo de un nutricionista, Escudero se alimenta cinco veces al día. Culcay explica que los deportistas siempre aumentan un kilo más al de su división para llegar con el peso ideal cuando tengan que competir. Por eso el objetivo con su dirigido es llegar a los 90 kg. La adaptación no ha sido fácil, pero va por buen camino.

El joven halterista compitió hasta el año pasado en 81 kg logrando un primer puesto en los Juegos Panamericanos Junior de Cali y un cuarto lugar en el Campeonato Panamericano Absoluto de Guayaquil. El peso estaba acorde con su 1.66 m de estatura. No obstante, tuvo que cambiar de división porque para la cita olímpica parisina se redujeron las divisiones: de siete a cinco.

Los varones solo podrán clasificar en 61, 73, 89, 102 y +102 kg. Para Culcay iba a resultar difícil que Escudero baje ocho kilos porque tiene masa muscular magra, es decir muy poca grasa. De allí que decidieron avanzar a 89 kg tratando que el aumento de peso sea proporcional a su estatura con una buena suplementación y alimentación.

Pero el éxito no está solo en aumentar la masa muscular, “lo importante es ganar fuerza para levantar las marcas que se deben realizar dentro de esa división y eso se logra con tiempo y preparación”.

También con una buena infraestructura, implementación y un equipo multidisciplinario, que de momento no lo disponen. El gimnasio de pesas de la Federación Deportiva del Azuay está obsoleto, parece un cajón con polvo sin la suficiente luz ni ventilación. “No nos queda más que poner corazón por el deporte y seguir como sea”.

Escudero, de manera particular, acude a profesionales para que le apoyen con masajes y fisioterapia. La atención es permanente para evitar lesiones de consideración a las que no están exentos los deportistas de alto rendimiento. Incluso Iván se recuperó recién de una contractura de espalda.

Fuente: La República