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Semana Santa deja paz y esperanza a fieles en Cuenca

A pesar de los tiempos complejos por los que ha pasado y pasa el Ecuador, en Cuenca, los creyentes retomaron la celebración de la Semana Mayor como en antaño. Los católicos volvieron a las iglesias, a las procesiones, a los rezos y a los cánticos.

Hasta el año pasado, aun cuando la emergencia sanitaria había menguado considerablemente, todavía había ciertas restricciones que en este 2023 hace pensar que la pandemia se ha ido, y que se puede retomar la vida que tenía la población hasta antes de marzo de 2020.

Un claro ejemplo de ello: la afluencia de los religiosos a las iglesias de la ciudad. Por lo menos en estos últimos tres días, los templos completaron sus aforos. Las misas y los espacios para la confesión atrajeron a aquellos que consideran la Semana Santa como tal.

“Fue un espacio para reflexionar, para confesarse. También para pedir que la situación que vivimos cambie. El país vive una inseguridad que pedimos que se revierta. No se puede vivir con esta situación”, opinó Raquel Arévalo, una mujer de 66 años que vivió la Semana Santa a través de los cultos que se llevaron a cabo en la ciudad.

Las procesiones también volvieron a ser las protagonistas. El Viernes Santo, las parroquias rurales, como Turi, San Joaquín y Sayausí, mostraron sus mejores escenificaciones que ya llevan décadas realizándose a través del Via crucis.

Por lo menos unas 2.000 personas, desde sus parroquias, fueron parte de los encuentros que dejaron reflexiones, esperanza y paz, elementos que hoy en día la población busca en su diario vivir.

“Además de una tradición, es lo que uno siente al participar en el Via crucis. Siente paz mientras canta o reza, es distinto. Se aprovecha el Viernes Santo para estar en paz con uno mismo”, comentó Marisol Rosales, quien participó en la procesión de Mesaloma, de la parroquia San Joaquín.

Otra de las procesiones que reunió a los feligreses fue la que organizó la Arquidiócesis de Cuenca. Al menos quinientas personas caminaron por el Centro Histórico para luego ser parte de una breve ceremonia en la Catedral de La Inmaculada Concepción.

La música, el arte escultórico y pictórico, asimismo, se ganaron su espacio en la Semana Mayor. Por ejemplo: los coros y los sonidos sacros arribaron a las iglesias de Cuenca. Las orquestas sinfónicas de la ciudad se lucieron con sus interpretaciones.

De su lado, las exposiciones relacionadas con la religiosidad atrajeron a los visitantes, principalmente, la que se encuentra en la Catedral Vieja. Allí, hasta ayer, docenas de figuras han sido vistas por aquellos interesados en los objetos históricos.

Entre las que más destacan están un crucifijo atribuido a la escuela de Gaspar Sangurima y “El Señor de los Azotes”, un conjunto escultórico que se usó en la procesión de Los Pasos, que hasta el siglo anterior se organizó en Cuenca.

Fuente: Mercurio