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Inseguridad, pugna política y crisis afectaron la reactivación en Ecuador

La inseguridad desatada por la delincuencia y el crimen organizado, la constante pugna política entre el oficialismo y la oposición, y el rezago de una crisis que no aprovechó el tren del petróleo, marcaron un 2022 que eludió una de las tareas pendientes en Ecuador: La reactivación poscovid.

El Gobierno del conservador Guillermo Lasso, con año y medio en el poder, empezó este 2022 con elogios por su campaña de vacunación contra la covid-19 a la mayoría de la población, algo que se esperaba permitiría agilizar la reactivación económica.

La inseguridad, que ya había mostrado sus colmillos en los dos años anteriores, empezó a galopar con fuerza muy temprano en 2022, pues el 3 de abril en la cárcel de Turi (Cuenca) una nueva reyerta entre presos dejó 20 personas asesinadas.

Esa fue la primera de seis matanzas carcelarias registradas este año, que en grupo sumaron más de 100 reclusos asesinados, aunque son más de 450 muertos desde 2020.

La violencia en las cárceles hizo metástasis en las calles de ciudades como Guayaquil, Durán, Daule, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas, sometidas a estados de excepción para intentar calmar la espiral de asaltos, crímenes y extorsiones, entre otros delitos de mafias locales que, según las autoridades, tienen vinculaciones con bandas internacionales.

El auge de la violencia y del delito ha tomado tal envergadura que ya no se sostiene sólo «con la idea de que estos han crecido donde hay un vacío del Estado«, opinó en declaraciones a EFE el sociólogo Napoleón Saltos.

Asimismo, dijo que el hecho de que cada vez sea más frecuente que aparezcan involucrados en delitos (sobre todo de narcotráfico) agentes policiales o militares en activo, genera la sospecha de alguna responsabilidad del Estado.

Mencionó como ejemplo el caso de María Belén Bernal, reportada como desaparecida el 11 de septiembre pasado cuando visitaba a su esposo, un agente instructor, en una escuela de la Policía en Quito.

Su cuerpo fue encontrado diez días después enterrado en una zona de matorrales cerca del mencionado recinto policial, en un caso cuyo principal sospechoso es su marido, Germán Cáceres, ahora prófugo y con paradero desconocido.

Fuente: La Hora