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El volcán Sumaco, un universo de vida invisible aún por descifrar en Ecuador

Un universo de vida invisible aún inexplorado y por descifrar se esconde en los suelos del Sumaco, un volcán único por encontrarse aislado en la selva amazónica de Ecuador, pero también por proteger una inmensa riqueza biológica de bacterias que ahora está bajo el microscopio de un grupo de científicos.

Pese a ubicarse a solo 105 kilómetros al sureste de Quito, el Sumaco es un volcán poco conocido debido, principalmente, a su difícil acceso, aunque eso no detuvo a los científicos, empeñados en documentar la riqueza biológica en la escala de lo microbiano.

Corría 2018 cuando -con el proyecto Microbioma de Ecuador- comenzó el primer estudio de biodiversidad bacteriana en suelos del país con el liderazgo de la Universidad Central de Ecuador, la colaboración de la Universidad de Valencia (España) y el apoyo financiero de la Academia Mundial de Ciencias (15.000 dólares) y de la cooperación belga para el desarrollo (15.000).

Según Pablo Jarrín, miembro del equipo el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), el estudio explica cómo la interacción entre una gradiente de altitud y la naturaleza química del suelo interactúa con la diversidad y estructura de comunidades de bacterias en el suelo del Sumaco, de 3.800 metros de altitud.

Al contrario de otros estudios similares en diferentes partes del mundo, que sugieren que la acidez del suelo o la altitud son determinantes, «el parámetro químico más importante para determinar la estructura de comunidades fue el azufre», dijo Jarrín.

El hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre los factores que determinan la riqueza y estabilidad de un ambiente natural, comentó a Efe el investigador, quien además anota que, pese a su importancia, la gente no piensa en las bacterias.

Los seres humanos «somos muy visuales, damos importancia a lo que vemos, pero -señaló- lo que no vemos es lo más importante, porque sin los microorganismos todos estos ciclos químicos, que nos permiten cultivar y alimentarnos, se detienen y todo empieza a morir».

Por eso habla de un universo «invisible para recordar que, cuando se habla de biodiversidad, también se incluyen los microorganismos».

RIQUEZA IMPERCEPTIBLE

Doctor en biología por la Universidad de Boston (Estados Unidos), Jarrín asegura que lo que está en el suelo y es invisible a los ojos, «es lo mismo que un bosque».

«En cada micrómetro hay una bacteria que está, en la mayoría de casos, haciendo algo que es bueno para nosotros: están reciclando el nitrógeno, el oxígeno, el carbono y otros nutrientes», apunta.

Fuente: El Mercurio