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Monigotes de la covid y caretas de políticos para despedir el 2021

Además de los políticos, nuevos personajes se integran a la quema de los años viejos.

“Volvimos a traer de nuevo al coronavirus para ver si ya se va de una vez por todas. Ya está mucho tiempo”, dice Maritza Cuzco, entre la broma y la seriedad, mientras le pone ropa a uno de los “viejos” que la rodean.

Una de las personas que acompañan a Maritza saca hacia la calle a los muñecos para que se vean, para que el público sepa que los años viejos volvieron con mucha más fuerza en estos últimos días de 2021, en los que se pensaba que la pandemia iba ya a desaparecer o iba a menguar considerablemente.

Y, sin embargo, con las nuevas variantes, con la vacunación incompleta por las personas que no se inoculan, el fin de año vuelve a estar marcado por la emergencia sanitaria.

Por esa misma razón es que los “viejos” están de vuelta para que las familias los quemen y para decir adiós a los sucesos y a las cosas malas que han ido registrando en estos últimos doce meses.

“El muñeco de la COVID con la vacuna también hicimos para que se vaya este virus. Por lo menos eso creemos nosotros y la gente que nos compra”, agrega Maritza, quien, junto con un grupo de personas se colocaron en la avenida Primero de Mayo para comercializar los “viejos”.

Todos ellos son parte de los 16 puntos de venta de monigotes que autorizó la Dirección de Control Municipal para estas fiestas, entre estos: El Arenal, Miraflores, la avenida 24 de Mayo y la Circunvalación Sur.

Sin embargo, hay otros puntos tradicionales que, desde la semana pasada, se han ido activando. Por ejemplo, en El Cebollar, en donde Alexandra Dután, junto con sus familiares, llevan años elaborando los monigotes para vender en el sector.

“Como todos los años nosotros hemos hecho los años viejos. Siempre con periódico limpio y cubeta de huevos. Nada de basura. Todo es limpio, esa es nuestra característica”, dice Alexandra.

Para ello, desde hacía cinco meses empezó a confeccionar los muñecos que pueden costar desde tres dólares. Todo depende del tamaño.

Y, mientras Alexandra comercializa los monigotes sin cara para que la gente coloque su propia careta, al otro lado, cerca de los puestos en donde trabaja Maritza, están los muñecos con distintas formas.

Fuente: El Mercurio