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La ciudad de Cuenca se acerca a las parroquias rurales y las necesidades básicas aumentan

En el último censo que se llevó a cabo en Ecuador, en el 2010, en Cuenca se identificaron ocho parroquias rurales que superaban el 90% de sus necesidades básicas insatisfechas: Octavio Cordero, Chaucha, Molleturo, Santa Ana, Cumbe, Victoria del Portete, Quingeo y Tarqui.

11 años después, al parecer, los porcentajes no han disminuido considerablemente: los requerimientos de las parroquias rurales, cuyas poblaciones han aumentado en algunos casos y en otros han diezmado por la migración hacia la ciudad y el exterior, siguen latentes.

La vialidad, la implementación de alcantarillado, la dotación de agua potable y la infraestructura en muchas parroquias del cantón se parecen a lo que se veía hacía años.

Lo único que sí ha cambiado, y se nota a simple vista, es la ocupación de las viviendas: el crecimiento exponencial de la construcción, con la que la ciudad se ha ido acercando a lo que hoy aún se considera ruralismo.

“Hay parroquias que han crecido de una manera súper acelerada, como Ricaurte, Baños, El Valle, Sayausí, quizá por esa cercanía al centro de la ciudad. Hay otras que no crecieron de la misma manera porque están más alejadas”, opinó Daniel García, concejal y presidente de la Comisión.

Con el aumento de la población y con la extensión de la ciudad, aumentan las necesidades básicas. Un ejemplo de ello es El Valle y Ricaurte en donde se han alzado docenas de ciudadelas privadas.

Solo en El Valle, en los últimos diez años, según su presidente, Fabián Carrión, el número de habitantes ha alcanzado entre los 38.000 y 40.000. Y con ellos ya llegado una diversidad de solicitudes para cumplir con los requerimientos básicos.

“El crecimiento ha sido agresivo y muy poco planificado y poco consciente. En El Valle se puede encontrar ciudadelas privadas que tienen agua, alcantarillado, electricidad, parques, asfalto, y si nos vamos hacia las comunidades nos encontramos que no tienen agua potable, que no tienen alcantarillado”, dijo Carrión a diario El Mercurio.

Para el presidente de El Valle, mientras unos siguen a la espera de las obras básicas, en otros espacios se les ha permitido construir ciudades privadas que han dejado una mayor circulación de vehículos, una mayor ocupación de los servicios, y ha dejado a la propia gente de la parroquia sin contar con las necesidades básicas.

Lo mismo sucede en Ricaurte: nuevas ciudadelas privadas que tienen lo necesario mientras en las comunidades en donde todavía la ciudad no ha llegado tienen carencias.

Fuente: El Mercurio