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Cuenca activa ruta del tesoro

Zapatos deportivos, pantalones jean, gorra, bloqueador solar, una botella con agua y muchas ganas de descubrir los tesoros de Cuenca son necesarios para cumplir esta expedición.

A modo de un juego de mesa familiar, pero con pistas y retos vivenciales, los expedicionarios se citan en la glorieta del parque central pasadas las 10:00.

Cuando inicia el juego, los cinco sentidos se encienden y los conocimientos de historia se ponen a prueba. Estar atentos a los pequeños detalles, es la advertencia de la guía que se encuentra del otro lado del teléfono móvil.

Existen tres rutas: naranja, amarilla y azul, y cada una ofrece entre siete y ocho pistas que incluyen cuatro retos cada una. Hasta aquí parece fácil esta nueva forma de conocer Cuenca.

La guianza es de forma remota, a través del teléfono celular, y para esto contar con un plan de datos es indispensable, sobre todo, para el líder del grupo de expedición.

Recorrido

La primera pista llega y tiene dos retos: “Díganme cómo se llama el parque central de la ciudad. Envíenme un audio diciendo en coro el nombre. Preparen el lector QR”. Fácil, ¿verdad?. Pero es solo el inicio.

Para continuar la ruta se debe cumplir cada reto que permite avanzar el recorrido. Hasta aquí, si no se sabe el nombre del parque central de Cuenca, ya es el primer dato aprendido.

El segundo reto, de la primera pista, es un poco más difícil. “Díganme en qué año fue colocada la estatua de Abdón Calderón en el parque (la respuesta la encuentran en la esquina de las calles Benigno Malo y Simón Bolívar).

Para muchos turistas e incluso para algunos cuencanos esta fecha es desconocida. Seguro que al pasar por dichas calles se la podrá descubrir. La respuesta se la envía a la guía y la aventura continua.

Las siguientes pistas están ubicadas en la terraza de la Catedral de La Inmaculada, los desafíos son: “dirigirse hasta donde se encuentra las pistas y tomarse una foto. Para llegar a ellas, subirán gradas. ¿Cuántas hay en total?”.

Luego de subir las estrechas escaleras en forma de caracol y llegar a la cima casi sin aliento, y de haber aprendido el número exacto de escalones, es el momento de buscar en el piso huellas de animales que quedaron marcadas en el cemento fresco y enviar un mensaje a la guía con la respuesta correcta.

Al recuperar el aire y reponer la energía, toca descender y el trayecto es por las mismas escaleras. A pesar que las piernas aún siguen temblando, la mente ya está analizando la siguiente pista.

Buscar la única iglesia que no tiene una puerta frontal de ingreso, cuyas gradas son hechas de lápidas y que en su interior murió el espadachín Zavala al intentar buscar refugio en ella.

El primer reto es encontrar la iglesia, luego localizar las escaleras y finalmente la foto con cara de asustados es obligatoria y publicar en Instagram. Es real, las gradas fueron lápidas que en algún momento de la historia estuvieron sobre una tumba.

En la misma iglesia está la historia de Zavala. Quizás miles de veces ha pasado por este lugar y nunca lo notó. Son esos pequeños detalles que uno da por hecho y no los toma en cuenta hasta que alguien los pone como reto encontrarlos.

Fuente: El Mercurio