Cuenca,  Cuenca Destacadas

Paralizados y en incertidumbre

Desde hace aproximadamente 15 meses, el gremio de transportistas escolares en Ecuador se vio obligado a dejar de laborar debido a la llegada de la pandemia y la consecuente suspensión de clases presenciales.

Dicho gremio ha sido uno de los más perjudicados, dado que a pesar de no estar laborando, ha tenido que cumplir con las obligaciones tributarias y los pagos de deudas en instituciones financieras. Además, solo un 10 % de estos conductores han podido integrarse laboralmente en algunas empresas, para ofrecer el servicio de transporte.

Mauro Viñanzaca, representante de la Federación de Transporte Escolar en el Azuay, comenta que son alrededor de 900 ciudadanos los que están vinculados a este sector del transporte, y ante la crisis, muchos de ellos han tenido que refinanciar las deudas que mantenían con bancos y cooperativas, algunas de ellas, por la adquisición de nuevas busetas.

“Llevamos un año y tres meses sin trabajo, en la incertidumbre de cuándo podamos reiniciar las clases presenciales. Muchos compañeros, en la desesperación por la quiebra del transporte escolar, hemos buscado alternativas en las empresas, en el sector industrial, pero no todos hemos sido acogidos”, sostiene Viñanzaca.

Además, ante la necesidad de generar ingresos, varios han optado por cambiar su giro de negocio a venta de alimentos (frutas, pan, pollo, huevos, quesos, entre otros). Unos cuantos más han decidido migrar hacia Estados Unidos y otras localidades.

“Antes de la pandemia, muchos compañeros renovaron sus unidades porque así nos obligan los entes que nos regulan. Ahora, la petición es que el nuevo Gobierno nos ayude, primeramente, con la congelación de precios del combustible, porque los pocos compañeros que están laborando en el Parque Industrial, ya no tienen los mismos ingresos que tenían antes. Solamente les alcanza para llevar el sustento al hogar, pero no para pagar los créditos”, acota Viñanzaca.

Fuente: El Mercurio