Josefina ha recorrido varios centros de Salud en el norte y sur de Guayaquil en busca de la dosis de la vacuna pentavalente (que protege contra cinco enfermedades) para su hijo de 8 meses. Dice que lleva dos meses buscando esa y otras inmunizaciones que le tocaban a su bebé a los seis meses, pero que todavía no encuentra. Y la respuesta que le dan es la misma: regrese la otra semana.
Cuenta que por su trabajo de vendedora en un local comercial no puede pedir permiso tan seguido para “ir a recorrer subcentros” y menos en tiempo de pandemia del COVID-19, donde su hijo no puede usar mascarilla por la edad que tiene y por el riesgo de asfixia.
“A mi trabajo me voy en bus, pero para ir a vacunar a mi bebé voy en taxi por el miedo de que se me llegue a contagiar (de COVID-19), él no puede usar mascarilla, le queda grande y se la saca. Y una carrera me cuesta $ 3. Ahora imagínese ir a varios subcentros a cada rato solo para que me digan que no hay”, afirma esta mujer.
Al igual que ellas, cientos de madres recorren, incluso desde noviembre pasado, centros del Ministerio de Salud en busca de las vacunas tradicionales para sus hijos que constan en el esquema de vacunación vigente en Ecuador y que sirven para prevenir enfermedades y reducir la morbilidad y mortalidad en la población infantil, como reza el objetivo de la Estrategia Nacional de Inmunizaciones que está vigente.
Esto mientras en Ecuador se hace promoción de la vacunación contra el COVID-19, cuyo plan piloto o fase inicial comenzó el jueves pasado con las inmunizaciones para personal que trabajaba en la primera línea de lucha contra la pandemia y para los residentes de geriátricos y sus cuidadores. El plan masivo o para la población en general comenzará a fines de marzo próximo, según los anuncios del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Fuente: El Universo